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21,76 €Las mujeres que llevaban los carros solían pasarse el día en la Place de la Grève, bajo el cadalso, haciendo punto y chismorreando mientras veían las filas de carretas que llegaban con las víctimas del día del reinado del Terror. Era un gran entretenimiento ver llegar a los nobles a la recepción de Madame Guillotina, y los puestos cercanos al cadalso eran muy codiciados. Por el día Bibot había estado en la plaza, de servicio. Reconocía a muchas de aquellas viejas brujas (tricotteuses, las llamaban), que se sentaban a hacer punto mientras caía una cabeza tras otra bajo el peso de la cuchilla y les salpicaba la sangre de aquellos malditos nobles